Adolescentes y Rebeldía

Adolescentes y Rebeldía, ¿un problema?

A nuestra consulta llegan multitud de casos de adolescentes junto a sus familias, muy variados entre ellos, cada uno con sus circunstancias. Los padres llegan asustados, preocupados, a veces con sensación de fracaso. En unos casos la adolescencia supone la agudización de problemas que ya venían de antaño. Otras veces la adolescencia supone un cambio total en el menor, haciéndolo irreconocible a los padres.

Debemos entender la adolescencia como ese momento dónde un individuo deja de ser niño, pero aún no es adulto. Comparte mucho con la famosa etapa de las rabietas y el “NO” de los 2-3 años, pero a diferencia de un pequeñajo nos encontramos con alguien con un cuerpo ya más grande que el nuestro. A veces el cambio físico ocurre en sólo unos pocos meses a base de “estirones” y no sólo pilla de improvisto a los padres, el adolescente también necesita tiempo para acostumbrarse a un cuerpo ahora lleno de hormonas, fuerza y vitalidad que le lleva a con frecuencia a la impulsividad.

Ser adolescente significa encontrar un lugar en el mundo, y no sólo como estudiante. A veces los adultos desde la perspectiva del tiempo empujan al adolescente a hacer girar su vida en torno a libros y papeles llenos de cosas poco interesantes, cuando para el adolescente la verdadera guerra de emociones y afectos se libra entre los iguales. Ser aceptado por el grupo, llamar la atención para bien o para mal, las amistades intensas, los primeros ligues… el adolescente debe aprender a gestionar la responsabilidad con todo un nuevo mundo de posibilidades y relaciones.

Así, la amenaza de los padres se empequeñece, como si más que ser el adolescente el que crece fueran los padres los que menguan. Es el momento del “os odio”, “no me entendéis”, “esta familia es una mierda”, y un largo etc. El deseo de ser diferente, de no quedar atrapado en lo familiar para poder salir al mundo externo hace que la postura del adolescente siempre se radicalice. No importa lo que digan los padres, todo será discutido y rebatido por el adolescente.

Y, sin embargo, preocupan mucho más los casos de los chicos que no son capaces de rebeldía alguna frente a los padres. Aquellos que no luchan, no discuten, no critican… En ocasiones se quedan recluidos, fuera de toda relación social. No pelean porque parece que no tienen nada que les importe tanto como para pelear. Suelen ser estos chicos los que más riesgo corren de caer en adicciones, videojuegos, apuestas, drogas… Fuera de lo social, buscan la estimulación en otra parte.

¿Cuándo un joven necesita atención especializada entonces? Es imposible trazar una línea perfecta. A grandes rasgos, hablamos de cuando la rebeldía es tanta y tan desbordada que el adolescente supone un riesgo para sí mismo o la familia. Aquí estarían aquellos chicos y chicas que se escapan, no estudian ni colaboran, su actitud es siempre desafiante, demandando privilegios sin responsabilizarse de nada. Los padres se muestran impotentes y sin oportunidad de recuperar el control.

En el otro lado tenemos esos chicos y chicas que tampoco suelen ir muy bien en los estudios, aunque no desafían. Todo les da igual y hasta la retirada de privilegios por parte de los padres se vive de manera indolente. No hay reacción de cólera en ellos, tampoco ninguna otra reacción. A veces sólo presentan un estado difuso y permanente de cierta angustia y vaga tristeza que no logran entender. Son muchachos que parece que no son capaces de vivir en el momento en el que más vivos deberían sentirse.

Los padres deben ser capaces de entender y sostener al adolescente rebelde, viviendo esta etapa NO como una afrenta hacia ellos, si no como algo evolutivamente necesario para el crecimiento psicológico. Un adolescente que no desafía, que no tiene nada de rebeldía será un adulto alienado. El hijo debe ser capaz de separarse de los padres sin sentir que les hiere, que su diferencia es aceptada y tolerada sin poner en riesgo los vínculos de amor. Así, se ponen pocas normas y límites pero se mantienen firmes y con consecuencias. Los padres a veces olvidan que los razonamientos están muy bien, pero si no hay consecuencias que conlleven pérdidas para el adolescente éste no entenderá por qué habrá de esforzarse ¿si lo tengo todo, para qué voy a trabajar?

Si en algún momento necesitas ayuda psicológica con tus hijos, disponemos de nuestra consulta en Villaviciosa de Odón para poder atenderte a tí y tu familia. Contacta con nosotros en el 634 648 398/611 400 393 o en contacto@psicodinamicas.com para solicitar tu primera sesión gratuita y sin compromiso.