Sex Education: deconstruyendo la sexualidad

De verdad, cuando ves una serie dirigida a un público adolescente que como adulto te hace disfrutar a la par que te remueve y aprendes, sabes que estás frente a algo muy bueno y muy necesario.

Hay tanto bueno que comentar sobre ‘Sex Education’ que como en tantas otras ocasiones me cuesta acotar, porque hablar de sexualidad humana es hablar de todo lo que nos atañe.

Existimos porque nuestros padres tuvieron sexo y hasta hace nada nuestra supervivencia como especie ha dependido del acto sexual, concretamente hasta que la ciencia posibilitó las técnicas de control de natalidad y reproducción asistida. Con la separación entre sexualidad y reproducción surgen nuevos retos e interrogantes, empezando por el cuestionamiento de la familia tradicional patriarcal y todo lo que tiene que ver con ella como los roles y las expectativas de género.

Si la sexualidad no está sólo al servicio de la reproducción, sino que es una forma de disfrutar y de vincularnos con los demás, es lógico suponer que cualquier dificultad emocional revierte en la sexualidad y que, a la vez, la sexualidad es parte imprescindible del bienestar emocional. De hecho y como se muestra una y otra vez en la serie, toda terapia sexual va más allá del simple acto y explora qué está ocurriendo en la vida de la persona y cómo es su relación consigo mismo y con los demás. Nuestra sexualidad es una representación fiel de quiénes somos, del lugar que sentimos que ocupamos en el mundo y del lugar que damos a los demás. Es habitual que la sexualidad sea el primer área que da aviso de que algo no va bien.

Nuestro protagonista y gurú sexual Otis (Asa Butterfield), es hijo de una terapeuta sexual y de pareja (Gillian Anderson). Él ha crecido escuchando y padeciendo los consejos de su madre y esa información le será muy útil llegado el momento para ayudar a otros compañeros en sus dificultades con el sexo. La serie hace visible la desinformación de los jóvenes, los modelos dañinos que reciben del porno, el uso de las redes sociales para ridiculizar a otros por su forma de vivir la sexualidad…. pero sobre todo la desorientación de unos jóvenes en un momento complicado de sus vidas y como frente a los cambios se encuentran con unos adultos igual de perdidos que ellos. Porque crecer es precisamente darte cuenta que no hay certezas y que cada uno hace lo que puede.

El despertar sexual de Otis, o más bien su dificultad para despertar, está marcada por la vivencia de un padre egocéntrico semblante de una masculinidad tóxica y una madre dolida con su ex marido y asustada frente al desarrollo de su hijo como hombre. A lo largo de la serie veremos cómo Otis intenta construir otro tipo de masculinidad, una que le permita tener su propio deseo y hacer espacio a la vez al deseo de su pareja. Construir ese espacio común tan anhelado y precario a la vez es el reto de cualquier pareja, de cualquier relación humana de hecho. Pero dónde más se pone en juego es en el acto sexual porque la implicación es completa, cuerpo y mente deben encontrar un ritmo que integre lo propio y lo ajeno construyendo algo nuevo.

La terapia sexual es el recurso utilizado en la serie para subrayar que la única manera de construir este espacio común es la comunicación, ¿pero cómo comunicarme con el otro si la conexión conmigo mismo falla? Así, las situaciones que se van resolviendo tienen que ver con superar esa barrera, partiendo de la exploración de los miedos e inseguridades personales para tender un puente que me conecte con el otro. Uno de los ejemplos más bonitos que nos da la serie sobre esto es cómo se desarrollan las relaciones padre-hijo entre Eric (el mejor amigo de Otis) en contraste con el no-desarrollo de la relación entre Adam y su padre que además es el director del instituto. Tenemos a dos padres tradicionales muy asustados porque sus hijos son diferentes a ellos. El posicionamiento de cada uno de ellos frente a sus temores, acogiéndolos e intentando hablarlos o negándolos, marcará significativamente la relación con sus hijos y determinará en gran medida el devenir futuro de los mismos.

Como único “pero” que espero que se resuelva en las próximas temporadas, es que no se ha reflejado lo suficiente uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos hoy en día es el aniquilamiento de la relación sexual compartida y con ella, la pérdida de todo vínculo.

Muchos adolescentes, sobre todo varones, no tienen ganas de sexo porque antes de que aparezca el deseo sexual ya lo han satisfecho a través del porno creando una sexualidad completamente “autística”. Siempre ha existido la masturbación y siempre hemos intentado avivar la imaginación con estímulos visuales, pero ahora son tantos y tan disponibles que los muchachos ya no son capaces de crear sus propias fantasías sexuales. La falta de deseo sexual como motivo de consulta está creciendo mucho también en adultos, especialmente en terapia de pareja junto con los problemas de comunicación.

Recomiendo mucho la serie que está disponible en Netflix, pero más importante aún, también que apaguemos las pantallas (¡¡todas las pantallas!!) y que nos dediquemos a la primitiva y placentera actividad de crear espacios vinculares con otra persona utilizando sólo cuerpo, mente y deseo.

¿Dificultades sexuales? ¿problemas de pareja? Recuerda que puedes contactar con nosotros en el 634 648 398 o a través de nuestro formulario, tenemos nuestra consulta de psicología en Villaviciosa de Odón dónde realizamos terapia de pareja. Además ofrecemos terapia de pareja también online.