¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad es uno de los términos más utilizados por pacientes y profesionales, pero es uno de los más ambiguos también. Términos como miedo, temor, fobia, angustia, estrés, preocupación, etc… a menudo son confundidos con la ansiedad. Por ello vamos a hablar de la ansiedad y de lo que la diferencia de otros estados de activación.
En general la ansiedad alude a un estado emocional más difuso que el miedo, que surge sin una fuente externa de amenaza en el momento actual, sino que se siente como una amenaza en el futuro y por lo tanto no está bien definida o incluso es impredecible. Que la ansiedad sea una respuesta sin estímulo identificado es lo que genera problemas, ya que el paciente no sabe de dónde viene su malestar. Esto no significa que el estímulo no exista, simplemente no es identificado por la persona o puede tener su origen en causas internas. El miedo sin embargo es una reacción normal de activación ante un estímulo amenazante que está presente aquí y ahora. Cuando el miedo se asocia de manera continuada a un estímulo hasta el punto de impedir el desarrollo normal de la vida se genera una fobia.
La ansiedad además se caracteriza por manifestarse de formas diferentes según la persona que la padece, de ahí la importancia de un diagnóstico y tratamiento individualizado. En general se reserva el término ansiedad para la predominancia de componentes mentales como pensamientos intrusivos sobre preocupaciones que pueden llegar a ser obsesivos y la vivencia interna de ansiedad en forma de miedo, alarma o inquietud. El término angustia se emplea muchas veces como sinónimo de ansiedad aunque hace referencia a un cuadro dónde los componente físicos tienen predominio sobre los mentales como puede ser la sudoración, ruborización, temblores, tensión muscular, trastornos digestivos, palpitaciones, aumento del ritmo respiratorio, dolores debidos a la tensión, etc. Lo habitual sin embargo es que haya una combinación en mayor o menor medida de componentes físicos y mentales.
La aparición de la ansiedad puede darse diversas formas. Cuando la ansiedad aparece de una forma sorpresiva y aguda, generando un estado corto pero muy intenso de terror o malestar se conoce como crisis o ataque de pánico. En esta situación la persona experimenta una fuerte sensación de estar perdiendo el control e incluso puede creer que está teniendo un infarto o que su vida corre serio peligro. Este tipo de episodio no se desencadena por ningún estímulo en particular, provocando posteriormente que la persona que lo ha padecido tenga miedo de que se vuelva a repetir.
Otra forma de manifestarse la ansiedad tiene que ver con una presencia mucho menos invasiva pero más sostenida en el tiempo, la persona no siente que pierda el control de la situación pero tampoco vive tranquilo y relajado porque siente que está activado, en una sensación de alerta continua sin saber muy bien qué le acecha. Este tipo de ansiedad se describe como “generalizada”.
Por último es también frecuente que la ansiedad se presente como un síntoma dentro de un conjunto mayor que indica otro tipo de problema, de ahí la necesidad de una buena evaluación y diagnóstico que tome en consideración la singularidad de la persona.
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